jueves, 22 de marzo de 2012

4/4 ALGUNAS TÉCNICAS


¡No! 2000 Le Bendalier
La técnica del ¡NO!

Es una técnica que me ha servido en gran cantidad de ocasiones para lograr que el modelo deje de estar intimidado por la cámara o deje de desconfiar de la imagen que puede llegar a dar en las fotografías.

Se trata, tan sólo, de que el modelo exclame ¡NO! a la cámara, pidiéndole antes el fotógrafo que lo haga con una expresión y un gesto de enfado y de furia.

La verbalización y el gesto de negación (ha de ser un ¡NO! brusco) hace que el modelo vea que puede tomar una actitud diferente y poco usual ante el objetivo de la máquina y que no pasa nada por hacerlo.

Por cada ¡NO! se dispara una foto. Es algo que provoca risas, distiende el ambiente porque libera el nerviosismo y al cabo de unos cuantos disparos se observa que el modelo se relaja y posa con mucha más naturalidad. A veces se obtienen con esta técnica fotos muy interesantes. Vale igual burlarse de la cámara o sugerir cualquier otra actitud desenfadada.


Pepe's. 1978. Le Bendalier
 La técnica del cambio de ropa

El cambio de ropa —tanto en foto de desnudo como retrato— sirve para obligar al modelo poco habituado a tomar diversas actitudes y personalidades. Conviene comenzar con la ropa que ha traído y pasar a la que el fotógrafo tiene preparada para la ocasión.

Vestir la ropa a la que no se está acostumbrado hace que las personas mostremos rasgos de nuestra personalidad y actitudes que en otra situación no aflorarían. A lo largo de una sesión de retrato es una ayuda imprescindible para mi manera de trabajar.










La técnica del muéstrame pero no me enseñes

Es bien sabido que la sugerencia es preferible en general a la exhibición. Por ello y siempre en función de la forma de ser del modelo, se le puede pedir al modelo que juegue este juego: mostrar pero no enseñar. Mostrar una cadera en lugar de enseñar las nalgas, mostrar un hombro y el nacimiento del pecho en lugar de enseñarlo todo o hacer un retrato pidiendo que se descubran los hombros y la curva del cuello. O, incluso, un simple gesto en determinada postura.

Este juego es aplicable, en general, cuando se pretenden fotos con una cierta carga de erotismo que el modelo esté dispuesto a poner. También sirve para romper el hielo después de los primeros fotogramas, pero esta técnica hay que manejarla con tacto y siempre en relación con todo lo que se planteó en la entrevista. Lo que NO debe suceder es que el modelo sienta que durante la sesión no hay nada de lo que se propuso en la entrevista. Nunca hay que traicionar la confianza ni los propósitos propios.
 



Lo que se propuso y lo que se fotografió. 2001. Le Bendalier
La técnica de las fotos atrevidas

Debe entenderse como foto atrevida aquella que es inusual en un desnudo de tipo clásico, pero que requiere de él. Se trata de imágenes impactantes o sugerentes en las que, por ejemplo, los genitales están señalados o relacionados expresamente.


Soy de la opinión de que sólo se pueden plantear este tipo de fotografías a modelos con los que se tenga confianza o a modelos que durante la sesión se han implicado personalmente en la consecución de las imágenes.

Si se ha logrado tal cosa, entonces se comenta lo que se tiene pensado o se muestra el dibujo o la foto de lo que se quiere conseguir (que hasta entonces no se había enseñado) manteniendo siempre abierta la puerta para que el modelo pueda negarse dignamente. Se hace la foto y, si es un espanto, se borra y ya está.





La técnica de la preimagen (esta la dejo por puro romanticismo del tiempo de la química)


Imagen previa de La Dama del Mocho. 2002, Le Bendalier
Imagen definitiva sobre negativo. La Dama del Mocho, 2002, Le Bendalier


Consiste en utilizar una cámara tipo Polaroid o digital para hacer una prueba que muestre al modelo cuál puede ser el resultado final de la toma. Es una técnica muy práctica y convincente. De esta manera el modelo puede dar sus propias sugerencias, generalmente muy acertadas. Sirve, además, para lograr su implicación en la sesión de fotos.
 



Espalda, 2001. Le Bendalier

 El uso de la adulación

El modelo puede posar para verse más tarde por puro gusto, porque le apetece o para colaborar en un proyecto artístico. En todos los casos, halagar indiscriminadamente la vanidad del modelo es un truco rastrero.

Se admiran las curvas o las poses que toma el modelo en el total de la foto, no las que tiene en particular fuera del contexto de la imagen.

Se está para las fotos no para el modelo.

Se da confianza comentando las imágenes buenas mientras se encuadran pero no se adula en vano porque se nota que es falso.

Se deben agradecer y felicitar las iniciativas del modelo porque se lo merecen y porque es de buena educación.




Muerte, 1998. Le Bendalier
La técnica del gasto

No parece razonable escatimar sitio en la tarjeta de memoria, después de todo lo que cuesta lograr el tiempo y la paciencia de un modelo de figura o de retrato. La preocupación por el ahorro puede ser fatal, e incluso puede dar al traste con toda la sesión.

Pienso que hay que disparar incluso cuando se sabe o se ve que la fotografía no será aprovechable. ¿Por qué? Muy sencillo: porque el fotógrafo no debe desdecirse y tampoco debe negar la colaboración que pueda venir del modelo. La sesión tiene un ritmo y una fluidez que se debe respetar, por lo tanto, no hay que detenerse para dar explicaciones o para discutir.

Es evidente que si el modelo no acepta determinada pose o actitud no hay que forzarlo sino que esa toma deberá dejarse para más adelante, dando un rodeo de manera que la pose antes rechazada sea luego más fácil de aceptar.


La técnica del descanso

Si se piden varias poses o un estilo de pose que el modelo no quiere tomar más vale detener la sesión un instante para descansar. Entonces conviene conversar sobre el desarrollo de la sesión para aflojar la tensión que hubiera podido aparecer.
 

Cuando el modelo no está motivado y no se logra motivarlo, más vale dejar la sesión con elegancia o charlar buscando restablecer la corriente de confianza perdida o no conseguida, evaluando si se ha logrado conectar de nuevo y si se puede continuar o si es mejor dejarlo definitivamente.
 

Si la sesión se da por acabada no hay culpables, ni malos modelos ni malos fotógrafos: en mi opinión, simplemente no ha cuajado la relación de confianza modelo-fotógrafo.

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