viernes, 16 de marzo de 2012

2/4 ABORDAR AL MODELO


La entrevista o entrevistas previas son fundamentales.

Si es necesario se busca un momento que vaya bien a ambos para poder explicar la idea de la sesión con claridad y poder presentar el trabajo que se hace y/o el que ya tiene publicado en papel o en web. O ninguno y ser muy sincero y muy claro. No conviene presionar para que el modelo decida, hay que darle su tiempo. Y si dice que no quiere posar, tan amigos.

Se puede comenzar exponiendo los motivos que han llevado al fotógrafo a elegir a esa persona como modelo. No debe olvidarse dónde se expondrá el material que se obtenga y explicar cual será la duración estimada de la sesión, y dónde se desarrollará. Conviene aclarar al modelo que puede venir acompañada de quien quiera.

A continuación se explica la idea para la que se requiere a ese modelo en particular, con los referentes que se habían preparado. Es evidente que el entusiasmo del fotógrafo ayuda a convencer y eso, junto a la idea del proyecto facilita que el futuro modelo se implique.
 

Los motivos de negativa más habituales son:

1) Falta de confianza en el fotógrafo.
 

2) Uso de vocabulario grosero. Indica falta de tacto y sensibilidad
 

3) Temor del uso que tendrán las fotos. Se soluciona con un acuerdo por escrito.
 

4) Inconformidad con las contraprestaciones. Dinero o copias de las fotos o de los archivos
 
5) Desconfianza hacia el lugar donde se harán las fotos.
 
6) Tipo de fotos propuestas o de la imagen que dará el modelo en ellas.
 
7) Temor a empezar vestida y a acabar desnuda. Por ello es necesario plantear las cosas con claridad desde el principio.
 
8) Temor a que el fotógrafo pierda la compostura.
 
9) El peso de la opinión de amigos y familiares, sobre todo si son fotos de desnudo.
 
10) Vergüenza. Siempre se pasa al principio pero desaparece a medida que se desarrolla la sesión.
 

11) Reparos ante la propia imagen. Conviene aclarar que la fotogenia se construye a lo largo de la sesión, al menos en mi opinión.
 
12) Que la calidad del trabajo presentado o que su estilo no guste al modelo.
 

13) Malas experiencias anteriores.

14) Sencillamente: que no le apetece y punto.
 

Es preciso mantener la dignidad ante la negativa porque la imagen del fotógrafo depende del talante con que la acepte. Hay que respetar esa decisión y no insistir, y menos hacer referencias de mal gusto al ”‘bajo” nivel de desinhibición del modelo. Con todo y la negativa, no debe cerrarse la puerta, porque en el futuro el modelo puede cambiar de opinión o proponer a otra persona que sí puede estar interesada en posar.

En el caso de que el modelo acepte posar, no conviene hacerle esperar mucho tiempo. Ese es el momento de cerrar los acuerdos del contrato que vinculará a modelo y fotógrafo y de demostrar que lo que se ha dicho es cierto. Si el modelo es menor de edad, el contrato y la autorización de sus padres o de su tutor son absolutamente imprescindibles.

Si no se hizo antes, es la hora de avanzar temas como el maquillaje que debe traer (el mejor es el que no se nota) y el que se facilitará: máscara para granitos y manchas (que se aplicará ella misma) y los polvos para matar los brillos de la piel tipo Kriolán, o similar.

Los cambios de aspecto o de actitud originales o diferentes suelen ser bien recibidos, pero hay que plantearlos siempre de acuerdo a lo dicho en la entrevista previa 
Con respecto a la ropa con la que debe venir vestido el modelo, no conviene hablar de bragas, braguitas, tangas o sujetadores. Da mejores resultados hacer una única referencia a que el día de la sesión no lleve prendas que le dejen marcas en la piel (al menos en la espalda en el caso de retrato). Eso es suficiente para que cualquier mujer u hombre sepa lo que debe llevar.
 

También hay que invitar a que el modelo traiga la ropa con la que se sienta cómodo. Ahora bien, el fotógrafo debe tener preparadas prendas con las que haya obtenido buenos resultados, que se correspondan con el estilo previsto o que crea que van a sentar bien al modelo. No se debe olvidar que el modelo se conoce y sabe muy bien qué es lo que le favorece y lo que no le favorece. No obstante, puede ser interesante y muy provechoso proponer un cambio de look durante la sesión, mojando el pelo o cambiando de ropa.

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